"Nada más verla me vino un olor puro y limpio a rosas..."

Mi nombre es Virginia, mi vida era una vida plena, llena de felicidad, estaba sana hasta que llegaron días en los que perdía las fuerzas, tenía fiebre continuamente y estaba demasiado cansada….

Uno de esos días en los que ya casi no podía caminar, decidí acudir al médico para que me pidiese una analítica y cuál fue mi sorpresa!!! que en dos horas me llamaron del hospital inmediatamente porque mi hemoglobina estaba en 4 (unos valores gravísimos), me metieron sangre y pasé toda la noche allí. 

El mundo se me vino encima, la vida en un momento me cambió sin saber qué pasaba ni qué es lo que me esperaba después.

Pasadas unas semanas me llamaron de nuevo del hospital, esta vez de otra consulta (de hematología), llegó el gran día de saber que estaba pasando en mi cuerpo...

Una de las doctoras me dijo que debía extraerme médula ósea para concretar cuál era mi enfermedad, por qué me quedaba sin sangre, sin plaquetas y sin glóbulos blancos y ahí empezó mi batalla.

Era necesario someterme a un transplante de médula si quería curarme… sin dudarlo emprendimos el viaje en busca de un donante, tuve la suerte de encontrarlo en pocos meses. 

En ese tiempo conocí a la virgen María Rosa Mística.

Mi tía apareció un día en mi casa con la virgen Rosa Mística, nada más verla me vino un olor puro y limpio a rosas, se lo dije a mi tía y me contestó que si había percibido ese olor, ella estaba a mi lado, como un milagro. 

Nunca más se separó de mi lado hasta el día de hoy. 

Ella me escucha, me quiere y me llena de Amor.

Le doy gracias a las monjitas Clarisas de Coín y a mi tía por habérmela puesto en mi camino. 

AMÉN

Virginia